Mejor hora para ejercitarse. Ese es el debate que nunca acaba en los círculos de personas físicamente activas y a quienes les gusta ejercitarse. Unos aseguran que es en la mañana y otros juran que es en las tardes o noches donde se obtienen mayores beneficios. Ante tanta información contradictoria, te presentamos los pros y contras para que puedas decidir por ti misma.
Mejor hora para ejercitarse: ¿Mañanas?
Pros:
- Aseguras que nada se interpondrá en tu camino – Todas sabemos que una vez el día arranca, con todas probabilidades sólo irá complicándose más. Compromisos de trabajo, familiares, personales y por supuesto, todas aquellas cosas con las que no contamos. Una goma del carro vacía, el tráfico resulta estar horrible ese día y acabas llegando tardísimo a casa y super cansada. En fin, que son muchísimas las complicaciones que suelen surgir según va avanzando el día. Muy bien esta podría ser para muchos la mejor hora para ejercitarse.
- Liberación de endorfinas – Estos neurotransmisores, o mensajeros químicos que tu cerebro libera al ejercitarte, dan una sensación de bienestar que puede ayudarte a cambiar tu estado de ánimo y comenzar el día sintiéndote bien, alerta y contenta.
- Dormirás mejor de noche – El ejercitarte en la mañana conlleva levantarte más temprano de lo usual para poder realizar tu sesión del día, darte un baño y prepararte para tus compromisos del día sin llegar tarde. Por lo que es razonable pensar que te sentirás más cansada y con sueño más temprano en la noche.
Contras:
- Podrías acabar muy agotada – Madrugar no es para todo el mundo. No sólo se trata de si eres una persona mañanera o no. Tu rutina diaria puede empezar tan temprano en el día que puede hacer casi imposible que te ejercites en las mañanas. Digamos que entras a trabajar a las 6 de la mañana y transportarte al trabajo te toma una hora. Imagina a qué hora tendrías que levantarte para ejercitarte, darte un baño, vestirte, comer y salir con tiempo suficiente para no retrasarte.
- Aumentar nivel de estrés – En lugar de ser un rato de esparcimiento, dedicación y esparcimiento personal, el tratar de cumplir con todo a la vez sin afectar tu rutina y compromisos diarios puede resultar en altos niveles de estrés en la mañana. Y como todas sabemos, eso no es una buena manera de comenzar el día.
Noches (y tardes)
Pros:
- Romper con el día – Ejercitarte en las tardes y noches puede ser una manera muy productiva de dejar el estrés y los problemas del trabajo a un lado y llegar a casa de mejor humor.
- Cansancio – Una sesión rigurosa puede ser justo lo que necesites para acabar con la poca energía que te quede por el día y caer rendida en la cama al llegar a casa.
- Comer menos – Las primeras dos horas luego de ejercitarse, el cuerpo todavía está acelerado y el cerebro envía ciertas señales a nuestro cuerpo que pueden causar que no tengamos tanto apetito. Además, siempre tendemos a comer un poco más controladas y a escoger opciones más saludables cuando todavía tenemos fresco en la mente el tiempo y esfuerzo que acabamos de poner en ejercitarnos. Digamos que sabotear el esfuerzo justo cuando acabamos de terminar resulta más difícil que cuando ya han pasado muchas horas y la tentación ataca.
Contras:
- No poder dormir – Si bien es cierto que una sesión bien intensa puede dejarnos exhaustas, rendidas y listas para caer en la cama, también es cierto que una sesión ligera nos puede dejar más alerta y provocar que n0 podamos dormir.
- Acabar fallando y saltándote sesiones – El dejar ejercitarnos para que sea una de las últimas tareas del día usualmente requiere, en cierto sentido, de más disciplina. No sólo las complicaciones del diario vivir. Añádele a eso la amiga que te invita al cine, a ir de compras, a tomarte unos tragos o a cualquier cosa que de repente, y con toda probabilidad, sonará muchísimo más tentador al final de un largo y estresante día que ir a ejercitarte.
- No tener energía – No creo que haya mucho que explicar. Hay días que llegamos a casa arrastrando los pies y consideramos un milagro haber llegado a casa porque ni siquiera recordamos cómo llegamos ni por dónde exactamente veníamos.
En fin, que escoger cuál es la mejor hora para ejercitarse no es tarea fácil y tampoco hay una fórmula perfecta para todos. Tu hora ideal es aquella que funciona para ti, donde no resulta caóticamente complicado sacar media hora para ejercitarte, y en la que aún en los días en que arrastras los pies y peleas contigo misma porque no quieres ejercitarse, a fin de cuentas acabas sintiéndote bien y contenta de que cumpliste contigo misma.